Bitcoin, la moneda virtual creada en el año 2009 por el enigmático Satoshi Nakamoto, supuso una de las más importantes revoluciones desde la aparición de Internet. La característica más disruptiva de esta criptomoneda es su descentralización, puesto que no está controlada ni condicionada por ningún gobierno, banco, organización ni empresa. No cuenta con ningún soporte físico que la respalde y suprime los intermediarios para operar, por lo que es posible realizar transferencias de manera rápida y a un coste muy bajo.
Está fundamentada en la tecnología de cadena de bloques o Blokhchain, donde se registran todas las transacciones. Dichas transacciones no se pueden alterar, son irreversibles y no se pueden falsificar, por lo que constituye una tecnología totalmente transparente.
Las características que lo fundamentan dotan al bitcoin de unas cualidades de las que carece el dinero convencional, el cual es emitido y controlado por gobiernos y políticos. Dicha centralización tiene consecuencias, como por ejemplo, la inflación (para muestra el dólar, que ha perdido durante el último siglo el 98% de su valor, debido a las decisiones de sus gobiernos).
Esto no sucede con las criptodivisas. Bitcoin es una moneda deflacionaria, ya que no está controlada por ningún Estado ni institución financiera y tampoco se van a poder crear más de 21 millones de bitcoins, nadie lo controla y puede decirse que las transacciones son anónimas, pues aunque las operaciones se pueden rastrear, se desconoce la identidad de la persona que las realiza.
¿Es el bitcoin una burbuja?
Los detractores de las criptomonedas se refieren a bitcoin como a una burbuja que terminará estallando. Todo lo contrario que los amantes de las criptodivisas. La mayoría de las críticas se fundamentan en que el bitcoin ni está regulado ni tiene respaldo.
Al basarse en la oferta y la demanda y haber un número limitado de dicha criptodivisa, la tasa de cambio ha variado mucho desde su lanzamiento. La volatilidad es una de sus principales características. Tampoco olvidemos la proximidad del denominado halving, momento en que se reducirá la oferta de bitcoin a la mitad, lo que hace prever a algunos analistas una nueva subida, si bien lo normal es que vayan seguidas de correcciones a la baja.
Marco socioeconómico actual e incidencia en bitcoin: el devastador coronavirus
El Covid- 19 ha impactado fuertemente en la economía y comercio internacional, desmantelando los índices bursátiles mundiales. La incertidumbre que ha generado la expansión del nuevo virus y el pánico ante una posible recesión económica está provocando volatilidad e importantes caídas en los mercados financieros, donde los fondos de inversión y los de renta variable han sido los más perjudicados, a la vez que aumenta la preocupación por la situación de la cadena de suministro de productos y de cómo esto puede afectar a la economía.
Y es aquí donde el debate entre detractores y amantes del bitcoin está servido.
Para los entusiastas de las criptomonedas, bitcoin, que a día de hoy ronda los 6.600 dólares, es un activo reserva de valor, sin una relación directa proporcional con el mercado internacional, por lo que las caídas que sufra este último podrían incluso beneficiarle y hacerle subir como consecuencia derivada de la búsqueda, por parte de los inversionistas, de refugio ante esta crisis. Sin embargo, hemos asistido últimamente a caídas de la criptomoneda reina al igual que ha sucedido con otros muchos activos, veremos qué sucede.
Por otro lado, los críticos de bitcoin lo consideran un activo de riesgo y vaticinan su desplome aludiendo a que la expansión del Coronavirus podría provocar que los inversionistas quisieran despojarse de sus activos de riesgo.
Si tras analizar la situación nos decidimos a invertir en bitcoin o hacer trading con sus cotizaciones a través de CFDs (operativa no recomendada para el inversor minorista o no profesional debido a que el apalancamiento con el que se opera puede dar lugar a grandes beneficios potenciales pero también a grandes pérdidas potenciales, ya que apalancamiento significa financiar una operación ambiciosa a través de deuda), hay que tener en cuenta su elevada volatilidad, como se puede comprobar en los gráficos que muestran su evolución, con grandes subidas pero también con repentinas bajadas; en el año 2013 pasó a cotizar más de 1.000 dólares, alcanzando su máximo histórico de casi 20.000 dólares en 2017 para corregirse en 2018 y acabar cerrando el año sobre los 4.000 dólares y nuevamente subir aproximadamente a los 13.000 dólares en su máximo pico de 2019 para luego volver a caer.
Además, debemos estar al tanto de que la inversión en criptomoneda requiere de estudio y formación, ya que es necesario entender su funcionamiento y riesgos antes de operar con ellas, como con cualquier otra inversión de hecho.
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Esperamos que este contenido sea de ayuda ahora que estamos viviendo una crisis pero que puede ser una gran oportunidad para tu vida y para tus nuevos ingresos.
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